12.9.07

Donde no llegan los sueños

Donde no llegan los sueños (Narrativa, 47, Ediciones Irreverentes)

Escribí de Cuentos Irreverentes que era "uno de los mejores libros desde la guerra civil". Mea Culpa. Yo soy, pues, uno de los insensatos responsables de que este individuo se haya convertido, además de en el principal editor de borrachos, drogadictos y desahuciados, en un fino y mordaz cronista de la realidad, un novelista original y reconocido, y un estilista finalmente, ironías de la vida, entre Juvenal y Quevedo.
A Miguel Ángel de Rus lo que le va es la literatura de munición, la novela como trinchera, y nos muestra el panorama desolado de los que han luchado por algo y han obtenido un empate técnico entre los ideales, las frustraciones y las ganas de mandarlo todo a la mierda. Son maravillosos esos Dos Ataúdes Sombríos, un relato casi gótico, con la tuerca vuelta hacia Henry James, en el que todo se insinúa de forma morbosa. La Verdad, el cuarto, es una narración entre Kafka y Borges, de laberintos y burocracia, con un extraordinario y desasosegante final… Donde No Llegan los Sueños, es algo más que un libro para pasar el rato. Es una obra para pensar, para sentarse, para parar el mundo y bajarse a mirar desde un café, desde una azotea, o, más apropiadamente, desde el jardín umbrío de un frenopático. Es un libro que se mastica, más que leerse, es un libro que se fuma, que te mata al proporcionarte placer, que hiere, que duele, que te acompaña, pero no como un perro faldero, sino más bien como el ángel siniestro que te guiará en una última caída, de la que sabes que, tal vez, no querrás jamás recuperarte. Como dijo el genial dibujante El Roto en una viñeta antológica, "cuando creíamos ver una luz al final del túnel, resultó ser un incendio".
Antonio López del Moral
Miguel Angel de Rus ha publicado los libros Cuentos Irreverentes; Putas de fin de siglo; Europa se hunde;
Donde no llegan los sueños es su obra más tenebrosa, entre el terror y la novela gótica, con aires de kafka o de Borges, pero sin dejar de tener la cualidad que distingue toda la obra de Miguel Angel de Rus, ser una de las personalidades más fuertes de la literatura española.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraordinario. Sublime incluso, pero sin comparaciones con otros autores, es DeRus en estado puro. Como un buen coñac de cuarente años.

François de Fronsac dijo...

Hola.

Como suelo entrar a ver que hay por estos irreverentes lugares, hoy he querido presentarles a mis lectores tu bitácora y espero, dentro de poco, comentarles también tu obra.
http://lacoleradenebulos.blogspot.com/2007/11/miguel-ngel-de-rus.html

Anónimo dijo...

Me fascina tu forma de escribir. Este libro es lo mejor de lo mejor, con diferencia. El relato de los gitanos es genial. Y el de los dos ataudes en la habitación es real... más que la vida. Sigue pro este camino,q ue tendrás en mi siempre una lectora.

Rosa Mª Prat dijo...

Hola,
yo quisiera ser esa pantera negra,
colándome por entre tu intimidad.
Sólo que yo,no me comería tus pies,
me sentaría sobre ellos, para que pudieras sentir mi respiración.
Pausada. Felina.
Sólo que yo, no me lo haría, nunca, nunca,nunca
sobre tus escritos.
Los protegería con mi propia vida.
Me comería a tus críadas. Seguro.
Si, si, yo quisiera ser tu pantera negra, haciendo de las mías,
entre tu intimidad.
"uaaaaa, me voy a limar las garras"

Leticia dijo...

Miguel Angel: 'Donde no llegan los sueños' es una obra de arte, la mejor de mis pesadillas. No comprendo cómo puedes tener una visión tan terrible de la realidad, porque viéndote en las fotos del álbum de la editorial parace que todo te sonríe, o debería sonreirte.
Después de leer Evas y Malditos me acabaste de cautivar con este libro. Me alegra haber estudiado filolofía hispánica sólo por poder leerte y por vivir en España, el país del sol y el mar.
Sigue escribiendo, que espero una novela. Y que sea muy larga.

Anónimo dijo...

Escribo estas líneas habiendo dejado pasar unos días después de haberlo leído, pero si recuerdo sus historias, sus cuentos, no puedo más que admitir que Miguel Angel de Rus es un buen cuentista, precisamente de los que me gustan a mí. Tiene un toque que a veces parece un doble filo, no tergiversa pero sí insinúa, y a veces juega con sus personajes o el propio lector. Lo que está claro es que bajo muchos de sus cuentos se esconden ácidas e inteligentes críticas al mundo en que vivimos, pero el autor no las cuenta, las fabula de un modo extraordinario.

Además se percibe el gusto del autor por narrar vidas ajenas reales, como por ejemplo la dedicada al psicópata Ted Bundy, o utilizar nombres conocidos (Robert Schuman, político luxemburgués) dándole otra vida alternativa.

El que titula al libro, “Donde no llegan los sueños”, está al final y no es, justamente, de mis preferidos, pero esto se debe a que tiene otros que considero excepcionales, por ejemplo casi todos los demás.

* La pantera en la habitación es un cuento genial. El hombre tolerante del s.XXI, aquel que debe respetarlo todo para ser un buen ciudadano, se enfrenta a una pantera, animal en vías de extinción, que campa por su casa comiendo lo que le apetece. Eso incluye personas, claro… Se esconde, pues, una pequeña crítica a la máxima de la tolerancia que yo puedo traducir, personalmente, en otros tipos de tolerancias que vivimos en nuestro país.

* Ferebee es una crítica brutal al poderoso yanqui guerrero, a aquel de la bomba de Hiroshima. Miguel Angel de Rus lo plasma en un cuento con fantasmas incluídos, un fantasma que se le aparece a un descendiente del piloto que tiró la bomba y otros reales o imaginarios igualmente cuyos ojos rasgados recuerdan a los miles de orientales que fallecieron en aquel acto atroz. Al mismo tiempo, el protagonista se está asfixiando.

* Dos ataúdes sombríos es un juego absoluto hacia y con el lector. Magnífico. Miguel Angel de Rus aquí insinúa, te hace suponer, y luego te da una vuelta de tuerca (como hizo el propio Henry James con “Otra vuelta de tuerca”) para que te quedes boquiabierto, con los ojos como platos, o con una sonrisa cómplica en la boca (este último fue mi caso)

* La verdad parece una crítica doble, por un lado al funcionario que cobra y no hace nada, y por otro a “la posesión de la verdad”, a aquellos que dicen tener la Verdad, al propio Dios.

* De noche todos los gatos es otro tipo de historia, está protagonizada por un diputado latinoamericano –yo diría que argentino-, y sólo su apellido, “Roba”, ya indica que hay crítica escondida en el relato o alusión directa al expolio de ciertos países latinoamericanos hacia sus ciudadanos a través de sus gobiernos. Aunque, a lo largo del cuento, no es esto lo que se percibe. Digamos que Miguel Angel de Rus mete un guiño en un cuento, y que ese guiño dice mucho.

* Robert Schuman siglos después es la vida de un músico que necesita de un psicólogo para averiguar por qué no puede tocar y, en cambio, cuando le surgen ideas es capaz de escribirlas. Su mujer ya no depende de él, tiene su propio éxito y termina teniendo su propia vida, por lo tanto Schuman se entiende como un “incapaz”. Por un lado podríamos entender que es una crítica al “incapacitado”, la “molestia” que supone a la familia (por feo que se vea), pero por otro también parece una metáfora de la página en blanco: el músico no consigue hacer música, pero sí escribe. Además está esa parte final en la que “el loco”, el que necesita de un psicólogo o un psiquiatra, se percata de que quizás los locos son los otros, algo que han pensado muchos gran cantidad de veces cuando han dudado de su propia cordura.

* Pantallas es una crítica ferocísima al cada vez más integrado mundo tecnológico –al más puro estilo Gran Hermano con cámaras persiguiéndote por todas partes- y, por otro, a las cadenas televisivas que, buscando subir el nivel de audiencia, llega al límite con sus empleados.

* Los crímenes no son realidad es como una segunda parte (o parte integral) de “Pantallas”. Aquí se centra su agresividad en las cadenas televisivas que buscan subir el nivel de audiencia mediante noticias grotescas y sangrientas, mientras que aprovecha la oportunidad de mencionar el cuestionable código deontológico de los periodistas que meten los micrófonos en las bocas más doloridas (a mí me ha recordado a Nieves Herrero con el caso del triple crimen de las niñas de Alcácer, aún sin resolver).

* De noche, una última vez, es una resumida vida criminal, la de Ted Bundy. Miguel Angel de Rus le llama Tim, pero a nadie se le escapa las similitudes, por no decir las coincidencias absolutas de uno de los psicópatas más famosos de Norteamérica. Le reconocí al instante. Rus juega a ponerse en la mente del asesino en apenas unas páginas para “defenderse” de sus crímenes atroces. Seguramente parte de lo que podría haber pensado Bundy, aunque bien sabemos que la madre no tuvo culpa de nada, por mucho que él quisiera echar la culpa a ella o la novia que tuvo en la Universidad. A pesar de que éste trata de uno de mis temas favoritos, no lo he visto tan conseguido como otros anteriores, quizás porque no está fabulando del todo.

* El convite es, posiblemente, de los que menos recuerdos tengo. He repasado el cuento, veo que de nuevo utiliza la política, los señores de poder, su vulgaridad cuando van de señores, el juego de los nombres… Lo que no es de dudar es que en este cuento también existe una crítica jugosa, pero me ha pasado más desapercibido.

* El Hellfire Club y otros descendientes satánicos es una burla absoluta, ya no crítica, a todos aquellos que se lo creen todo respecto al satanismo, por no extenderme y hablar de brujas de televisión o periódicos. Creo que no hay más que decir. Me ha gustado, es de los que acaban con la burla en los últimos párrafos.

* Los últimos días, un café, un diario, sombras, es un cuento basado en cualquiera de esos tipos que roban a los ladrones, de los que roban a gran escala por supuesto, de los que saben que se escondan donde se escondan, serán encontrados. Me ha gustado la forma en que ha narrado el tema.

* Resplandor en la noche es uno de los que más me han gustado, y decir esto puede hacerme quedar fatal, no porque sea peor relato sino por lo que cuenta. Para despejar dudas, se habla sobre los gitanos (advierto desde ya que habla del típico gitano tribal), esa raza que ha estado siempre en todas partes y que jamás acepta las costumbres de los demás, que vive con las suyas, con sus olores a no bañarse, sus gorduras y negruras, su violencia si te metes en su terreno, sus leyes, su intolerancia… El protagonista habla de ellos con otras personas, y cuando se percata de que ni la policía quiere meterse con ellos, se da cuenta de que hay que hacer algo al respecto para terminar con tanta molestia (robos, gritos, ventas ilegales, drogas, etc…)

* Borrar las huellas me ha parecido un relato excelente. Miguel Angel de Rus hace un careo entre un cura de pueblo y un recién llegado, para más inri, ateo. En su enfrentamiento pone en ridículo al cura con la sabiduría histórica del ateo. Pero este relato esconde algo más, de nuevo la crítica a los que manejan los hilos, y no hablo de la Iglesia solamente…

El último es el mencionado “Donde no llegan los sueños”, un relato quizás excesivamente corto donde podría haber explotado más la angustia del protagonista. De nuevo, arremete contra el sistema, el borrego que sigue al pastor, el hombre adaptado al mundo del control… el hombre que necesita gritar, respirar, decir que está harto.

En general me han gustado más los relatos críticos más fabulados y menos reales, aunque “Borrar las huellas” es fantástico. Miguel Angel de Rus juega con las fábulas y los crímenes, con las ganas de matar y con la rabia del hombre de a pie.

Anónimo dijo...

Vi unos ojos viriles, de extraordinaria belleza, que me miraban con calidez y una boca de hermosa sonrisa que cerraba los labios para besarme. Vi una mano que me protegía y sanaba mis males. Trescientas horas. Me arrodillé y con mi propia sangre escribí en el suelo esas antiguas cartas de amor que yacen arrugadas y maltratadas en el rincón mas alejado y oscuro de mi alma, ahí donde no llegan los sueños y el tiempo borra los buenos y malos recuerdos.

Anónimo dijo...

Me encanta la literatura tétrica, tenebrosa, pero como este libro, creo que pocos. Qué desasosiego produce. No es miedo normal, es angustia, la sensación que no eres dueño de ti mismo, que te mueven, que te llevan.

Francisco Javier dijo...

Donde no llegan los sueños abre un nuevo período histórico en la literatura de terror, aunque De Rus sea un claro heredero de Kafka, sin esconderlo, a quien supera por la entrega de Miguel Angel de Rus al esperpento y al humor negro. Creo que tras Lovecraft, hay una extraordinaria manada de lobos sangrientos, escritores de terror, y De Rus está en la élite de la literatura fantástica y de terror con este libro, junto a Stephen King y Ray Bradbury (cuya fama trasciende fronteras al ser norteamericanos, idioma del imperio) , Borges, Bioy Casares, Clive Barker, Alfonso Sastre, Joyce Carol Oates, Horacio Quiroga, Henry James, Juan Rulfo, Juan Perucho o Leopoldo María Panero, el gran poeta maldito. De Rus es el más joven de todos, con mucha diferencia y está abriendo el camino a una nueva forma de entender el terror, fundiéndolo con el esperpento herencia de Ramón del Valle Inclán y con el humor negro. Así pues, una mezcla tan innovadora como clásica.

Anónimo dijo...

El proyecto literario que nos ofrece Miguel Angel de Rus no tiene equivalencia entre lo publicado en los últimos cincuenta años.Es una propuesta armada de citas y reflexiones culturales, de juegos de espejos, profunda, ambiciosa,inmortal.