Miguel Angel de Rus logró una importante repercusión en medio de comunicación y en los ámbitos intelectuales con su segunda novela, Dinero, mentiras y realismo sucio, si bien las ventas del libro no mantuvieron una relación lógica con la repercusión.
Muchos pensaron que el personaje principal era el autor, llevados a engaño por la descripción física del escritor del realismo sucio: "un metro noventa, ojos verdes, melena", pero el protagonista no era De Rus, sino que había tomado parte de su apariencia de un triunfal músico suicida del que ya nadie se acuerda.
En esta novela se narran las aventuras de un muchacho norteamericano, culto crítico literario aburrido de leer basura y seguir siendo pobre. Un día decide que él también puede escribir realismo sucio y enriquecerse, y lo hace. A partir de ese momento deja de ser un fracasado, aumenta su cuenta bancaria, se introduce en un mundo de lujo y drogas y en el cuerpo de las modelos más deseadas; cambian sus amigos, que pasan a ser estrellas del mundo del espectáculo, y acaba por convertirse en un icono de la nueva Norteamérica. La gente vive según Él aconseja, el mundo pasa a ser un parque temático. Obtiene tanta felicidad y tanto placer que no saber qué hacer con todo ello.
¿Qué sucederá cuando una de las mujeres que habitualmente le usan y le tiran se enamore verdaderamente de él? ¿Comenzará la cuesta abajo?
Las sorprendentes descripciones de Nueva York llevaron a muchos periodistas a creer que De Rus era un gran conocedor del la ciudad, pero no es así; tan sólo ha estado en ella cuatro veces. De Rus pinta la ciudad por su lado más lujoso, pero también por el más trágico, y por ello más verdadero.
Dinero, Mentiras y realismo sucio recibió las mejores críticas. De este libro dijo Manuel Gutíerrez Aragón afirmó "Dinero, Mentiras y realismo sucio será un pequeño o un gran clásico de la nueva literatura, pero es indudable que será un clásico". El también cineasta Paul Naschy valoró su capacidad crítica: "Este libro me ha recordado por su pegada a un combate de boxeo" y el poeta, crítico, traductor y Secretario de Estado de Cultura Luis Alberto de Cuenca dijo que era "Deliciosamente entretenido (...) capta el interés del lectorde una manera poderosa, tiene una enorme intención moral, pero además es tremendamente ligero. Y decir que es ligero es un elogio, una cualidad superior"
No menos favorable fue la valoración de los medios de comunicación:
Muchos pensaron que el personaje principal era el autor, llevados a engaño por la descripción física del escritor del realismo sucio: "un metro noventa, ojos verdes, melena", pero el protagonista no era De Rus, sino que había tomado parte de su apariencia de un triunfal músico suicida del que ya nadie se acuerda.
En esta novela se narran las aventuras de un muchacho norteamericano, culto crítico literario aburrido de leer basura y seguir siendo pobre. Un día decide que él también puede escribir realismo sucio y enriquecerse, y lo hace. A partir de ese momento deja de ser un fracasado, aumenta su cuenta bancaria, se introduce en un mundo de lujo y drogas y en el cuerpo de las modelos más deseadas; cambian sus amigos, que pasan a ser estrellas del mundo del espectáculo, y acaba por convertirse en un icono de la nueva Norteamérica. La gente vive según Él aconseja, el mundo pasa a ser un parque temático. Obtiene tanta felicidad y tanto placer que no saber qué hacer con todo ello.
¿Qué sucederá cuando una de las mujeres que habitualmente le usan y le tiran se enamore verdaderamente de él? ¿Comenzará la cuesta abajo?
Las sorprendentes descripciones de Nueva York llevaron a muchos periodistas a creer que De Rus era un gran conocedor del la ciudad, pero no es así; tan sólo ha estado en ella cuatro veces. De Rus pinta la ciudad por su lado más lujoso, pero también por el más trágico, y por ello más verdadero.
Dinero, Mentiras y realismo sucio recibió las mejores críticas. De este libro dijo Manuel Gutíerrez Aragón afirmó "Dinero, Mentiras y realismo sucio será un pequeño o un gran clásico de la nueva literatura, pero es indudable que será un clásico". El también cineasta Paul Naschy valoró su capacidad crítica: "Este libro me ha recordado por su pegada a un combate de boxeo" y el poeta, crítico, traductor y Secretario de Estado de Cultura Luis Alberto de Cuenca dijo que era "Deliciosamente entretenido (...) capta el interés del lectorde una manera poderosa, tiene una enorme intención moral, pero además es tremendamente ligero. Y decir que es ligero es un elogio, una cualidad superior"
No menos favorable fue la valoración de los medios de comunicación:
Según El País: "De Rus parodia la cultura norteamericana en su cuarta novela (...) De Cuenca calificó el libro de De Rus de deliciosamente entretenido".
Para ABC: Es un ataque a la cultura hegemónica en la actualidad, la del imperio norteamericano, y apoyó el ABC Cultural: De Rus se ha llevado siempre bien con la crítica (...) Se presenta como una descarada crítica al imperialismo yanqui".
La revista Tribuna apoyó con fuerza "De Rus traza un enloquecido y divertido retrato de la sociedad americana".
la revista Tiempo no fue menos favorable: "Esta es su cuarta novela. Humor, atrevimiento y cierta dosis de mala leche son los materiales de una carrera que promete"
7 comentarios:
La portada me echó para atrás, para que vamos a engañarnos, pero vi la foto del autor en la contraportada y me animé a leer una página en la librería, luego otra, y una tercera, y no paré hasta llevar diez páginas. Así que compré Dinero, mentiras y realismo sucio y es uno de los libros con los que más me he reído, con más mala leche y, en el fondo, con mejor intención, porque creo que de Rus en el fondo trata con amor a su progtagonista. Creo que es la obra de un genio, mejor que Paul Auster y sin duda igualable a la de Kennedey Toole.
me intrigó el libro. Cómo lo puedo conseguir en Argentina? Por cuál editorial?
guada42@hotmail.com
Con el concepto de malditismo se alcanza un común denominador que toca certeramente la médula específica de estos poetas. Así, la enumeración que hace el subtítulo de la antología Feroces…clasifica a nuestros poetas como “marginales”. De aquí se infiere una autovaloración de poetas malditos, y esta valoración encuentra su justificación no sólo en la poesía. Por ejemplo, David González estuvo preso algunos años por robo a mano armada, Violeta Rangel estuvo recluida en una clínica psiquiátrica, al margen de la sociedad, y Graciela Baquero quien cursó estudios de Filosofía, declara que la en la escuela fue marginada por ser zurda y disléxica (Ellas tienen la palabra, p. 365).
También Wolfe asume la posición del artista marginado de manera muy consciente, también él se describe (en el poema “Todas las noches del mundo”, de Mensaje…) como alguien que se bebe “la vida por el cuello de una botella de cerveza”, lo que recuerda el principio vital de Bukowski, tal y como éste se presenta en la página web (“buk”) de sus aficionados, que exhorta al consumo excesivo de cerveza (¡if you`re at the legal age for drinking!). En un artículo de El Mundo, Wolfe aborda la historia de los poètes maudits y el tema del llamado malditismo. Junto a Dostoievski, Baudelaire se presenta como el gran paradigma del maldito, al lado de los norteamericanos Poe y Scott Fitzgerald; en el contexto hispánico menciona Wolfe a Rubén Darío y Leopoldo María Panero, si bien a este último no lo cuenta entre los malditos, a causa de su enfermedad mental:
“Leopoldo María Panero es un enfermo mental, condición que no tiene nada que ver con el malditismo. Y es que el malditismo, a fin de cuentas, siempre es una condena no deseada. El malditismo son las lentejas sin chorizo. No poder pagar el alquiler”.
Wolfe parece referirse aquí a poemas propios como “Metafísico estáis”, o a “Llámame” (De Días perdidos en los transportes públicos, Barcelona, Anthropos, 1992), donde el yo (a) lírico no puede pagar el alquiler y le cortan el teléfono. Sorprende que en este artículo Wolfe relacione el malditismo con la “actual visión mercantilista de la literatura”. A su juicio, a pesar de que malditismo y mercantilismo puedan parecer conceptos opuestos, el tema de la bohème, la decadencia y la perversión se ha convertido en un bestseller en nuestra época del “voyeurismo moral” De estas reflexiones puede inducirse que Wolfe distingue entre un malditismo “verdadero” (el del sufrimiento, o incluso la locura) y un malditismo superficial como estrategia de éxito.
Sobre este último fenómeno trata precisamente la extraordinaria novela de Miguel Ángel de Rus "Dinero, mentiras y realismo sucio" (Madrid, Ediciones Irreverentes, 2000). Su protagonista, un escritor norteamericano, cuece a base de sexo, drogas y violencia el guiso de sus bestsellers, con los que solo busca hacer dinero. Tan lejos como este ficticio “realista sucio” no van nuestros autores –más bien ellos cultivan una lírica oscura con la cual es difícil ganar dinero–. Sin embargo, cabe preguntarse si el topos del poète maudit del siglo XIX es hoy todavía elemento suficiente de innovación lírica. Antes de decidirse por una negativa, hay que considerar otros aspectos como la fuerza metafórica del lenguaje, la voluntad estilística y la función apelativa de sus textos. Si se los toma en cuenta, entonces los realistas sucios tienen mucho de positivo en la balanza. Ellos no solo dominan su artesanía (el trabajo con textos, temas y tropos), sino que su variante del malditismo representa un estilo interesante para el público español, y con él han enriquecido decisivamente la poesía hispánica contemporánea.
Los críticos y expertos literatios crearon a la meddia de Charles Bukowski la expresión "realismo sucio", que luego aplicaron a escritores como Martin Amis y Raymond Carver, y después a otros influidos por Bukowski. ¿Realismo sucio o realismo ardiente y de la calle? En todo caso ha perdido su condición de literatura marginal y se ha convertido en un negocio, como denuncia a la perfección en "Dinero, mentiras y realismo sucio" Miguel Angel de Rus. El diario El País ya dijo que en realidad De Rus hacía una sátira de la cultura norteamericana, pero es mucho más; es uan obra cumbre del realismo sucio que se ríe del realismo sucio, porque, no nos engañemos: se ha convertido en una mosda que es una fábrica de hacer dinero. Ahora toda novela que pretenda vender debe tener sexo, droga, tacos, marginalidad; lo mismo que vendía Bukowski, el viejo guarro. Pero sólo autores como De Rus son capaces de verlo y denuncairlo, y con ello hacer una obra de arte. Creo que es una de las mejores novelas del último cuarto del siglo XX.
Dinero, mentiras y realismo sucio es tanto una ironía sobre un género literario como una obra maestra del mismo. El estilo me parece equiparable al de Normal Mailer; entre Mailer y los libros de Boris Vian firmados como Vernon Sullivan.
Una novela tan breve como impresionante.
J'adore ce roman. Je l'ai lue en Espagne. Fascinant. Sale et amusante
“Dinero, mentiras y Realismo Sucio” es la historia de un escritor de realismo sucio cuya vida se convierte en una de sus tramas. De Rus consigue un buen manejo del difícil lenguaje de este género literario, (además de una feliz construcción de personajes) e incluso tiene el buen juicio de saltarse las normas para incluir en su texto microhistorias al modo de Tobías Wolf. Sin embargo, estas microhistorias no añaden nada nuevo al conocimiento que el lector ya tiene del personaje, cuya correcta técnica constructiva no requiere de esa redundancia. El final, por otro lado bien escrito, se nos queda corto.
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